Las fuerzas mercenarias y terroristas de Estados Unidos y Turquía mantuvieron el control de un tercio del territorio sirio. Esto incluía la base agrícola y rica en petróleo de Siria. Ejércitos de fuerzas terroristas, enemigos de Damasco, fueron pagados, entrenados y completamente equipados en Türkiye y Jordania.
El imperialismo estadounidense se jactó durante años de haber podido mantener el aislamiento político y sobre todo económico de Siria mediante sanciones y la negación total de toda ayuda a la reconstrucción de Siria. Mientras tanto, Washington suministraba amplios fondos para la reconstrucción en las regiones controladas por Estados Unidos.
Estas sanciones mortíferas, otro acto de guerra, fueron un intento de Estados Unidos de negar servicios vitales, matar de hambre a la población y vaciar la economía siria hasta su colapso.
El movimiento antiimperialista mundial debe tener presente el panorama general. Este es un momento para elevar, saludar y recordar a los mártires y combatientes de la resistencia en Siria, que durante décadas y contra viento y marea se mantuvieron firmes contra la dominación imperialista estadounidense.
El bombardeo y la invasión de Siria por parte de Israel con planes de ocupar más territorio muestran cómo los expansionistas israelíes se aprovechan de los cambios reaccionarios en Siria.
La lucha global tiene muchos frentes, incluso en la Palestina ocupada, Siria y el resto de Asia Occidental. Dado que el imperialismo no tiene soluciones para ninguna crisis, seguimos confiando en que la lucha se reagrupará y estallará de nuevo a un nivel superior.
Nada es definitivo en la lucha de clases, excepto que continuará hasta que el imperialismo sea finalmente derrotado a escala mundial. El retroceso temporal en Siria demuestra que se puede perder una batalla pero no la guerra.