Cualquier partido anticapitalista y antiimperialista que decida utilizar el escenario de las elecciones burguesas — que se imponen a nuestra clase cada cuatro años — como táctica y estrategia para llegar a los sectores más amplios de la clase obrera tiene el deber de demostrar que el camino hacia la verdadera liberación no depende de un partido capitalista sobre otro, sino a través de una lucha independiente de ambos.
¿Cuál es la tarea a seguir ahora que han pasado las elecciones de 2024? No es una pregunta fácil de responder con muchas fuerzas progresistas aún tambaleándose por un multimillonario abiertamente [neo]fascista, misógino y xenófobo que ocupa de nuevo el Despacho Oval.
Apoyar las próximas manifestaciones como medida defensiva seguirá siendo importante para demostrar a los partidarios del statu quo que el movimiento sigue vivo y que no va a ninguna parte. Al mismo tiempo, las fuerzas revolucionarias con mayor conciencia de clase deben pasar a la ofensiva para desarrollar una perspectiva unida y de clase a escala mundial. Eso ayudará a llenar el vacío que han creado las elecciones burguesas. Han dominado a los trabajadores y a los oprimidos durante demasiado tiempo.